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Restauración del Retablo de Nuestro Padre Jesús del Rescate

Retablo tras la restauración

Ante todo quiero felicitar a la Cofradía del Rescate porque han realizado un enorme esfuerzo para conservar un gran legado religioso, cultural y artístico que debe cuidarse y mantenerse, asegurando su accesibilidad y disfrute a generaciones presentes y futuras.

Así mismo quiero agradecer la confianza depositada en mí para acometer esta intervención, de la que una vez terminada me siento muy orgullosa, no solo por el resultado de la misma sino también por lo que he disfrutado haciéndola. Después de veinticuatro años de profesión he realizado trabajos más bonitos o menos, de mayor calidad o de poca calidad, los que me han calentado la cabeza y los que me he divertido como es el caso de este precioso retablo.

También quiero hacer mención a la gran sintonía que ha habido con la Junta de Gobierno que en todo momento han estado receptivos a la hora de decidir los criterios de intervención y me han proporcionado todos los medios a su alcance para facilitar el trabajo del equipo de restauración; esta mención quiero hacerla extensiva también a D. Domingo A. Pérez Fernández, párroco de San Andrés por su hospitalidad durante estos meses de trabajo.

Hemos acometido el trabajo con el principio de mínima intervención, ciñéndonos a lo estrictamente necesario y asumiendo la degradación natural del paso del tiempo. Al amparo de la normativa internacional y las leyes actuales, toda la actuación parte del respeto hacia el bien y su originalidad, concebido como una entidad única, pero dependiente de su contexto y su pasado. Todos los tratamientos han sido previamente contrastados y están basados en la exigencia de reversibilidad. Igualmente los materiales empleados son tradicionales y perfectamente compatibles con la naturaleza de la obra.

El Retablo del Cristo del Rescate de la Parroquia de San Andrés es una estructura arquitectónica, pictórica y escultórica. Está formado por tres cuerpos: el primero o dredela es la parte inferior horizontal, un cuerpo central y el tercero o ático en forma de arco de luneta semicircular. Longitudinalmente encontramos tres calles, las laterales se forman con estírpes de tipo prismático y paños con decoración vegetal; en la calle central se abre una hornacina con arco de medio punto que alberga la Imagen de Jesús.

Las causas de la alteración son las propias de una obra realizada en madera policromada: envejecimiento natural de los materiales, movimientos estructurales y el traslado y adaptación de su ubicación original a la actual capilla.

Estas causas han provocado la aparición de grietas y fisuras, el desencolado y desplazamiento de ensambles, la falta de adhesión de los distintos estratos al soporte, las pérdidas de estratos y de partes del volumen, la oxidación de la capa de protección que enmascaraba la policromía dando al conjunto un aspecto verdoso, y multitud de repintes que ocultaban la decoración original sobre todo en las zonas plateadas.

El tratamiento realizado ha ido encaminado a devolver al retablo su estabilidad estructural y su apariencia original.

Las fases de actuación en la restauración del retablo han sido:

- Antes del inicio de la intervención, así como durante los trabajos de restauración, se elabora una documentación fotográfica de todos los elementos del conjunto y de sus detalles, en las que se reflejan sus características técnicas, el estado de conservación y el alcance de las alteraciones, y ayudan a determinar las acciones más adecuadas en cada caso.

- Tratamiento preliminar con la limpieza de polvo y suciedad acumulada, de manera mecánica mediante aspiración.

- Fijación y consolidación de los estratos de preparación, mediante colas animales y resinas acrílicas estables.

- Reposición de las cornisas y piezas de nueva ejecución con madera de características similares a la original, debidamente tratada y curada, teniendo cuidado de minimizar las tensiones entre la pieza nueva y la original.

- Refuerzo de la estructura del retablo, revisando detenidamente la estabilidad de esta estructura e interviniendo en la misma en los casos necesarios.

- Desinfección y desinsectación tanto curativa como preventiva, mediante aplicación por impregnación de insecticida fungicida en todo el reverso del retablo e incidiendo en las zonas con ataque biológico.

- Consolidación de las fracturas, reforzándolas por el reverso, mediante enchuletado de madera de pino encolado, espigas de madera de haya embutidas y refuerzos con listones de madera, deteniendo la movilidad de los tableros.

- La limpieza del oro y la policromía tendrá como finalidad la eliminación de los productos de deterioro con el fin de proporcionar a la obra la estabilidad necesaria. Se realiza un test de disolventes y mezclas, para seleccionar el más idóneo a cada tipo de superficie y a los repintes.

- Estucado de las lagunas de preparación con estuco tradicional (cola orgánica y sulfato cálcico).

- Reintegración cromática de las superficies estucadas, siguiendo un criterio que permita discernir claramente la superficie original de la restaurada. Se utiliza a tal fin la técnica del "rigattino" buscando una aproximación cromática por medio de un rayado muy fino.

- Protección final. Con el fin de aislar el conjunto de la obra de los agentes de deterioro y de proteger las restauraciones.

Teresa López-Obregón Silvestre, Licenciada en Bellas Artes y Especialista en Restauración.